martes, 2 de noviembre de 2010

Celebración en LA CALA, Chodes (Zaragoza)


Hace muchos años yo tenía un sueño, o una aspiración: Convertir la enorme y céntrica casa de mi abuela en un Centro Artístico y Cultural donde compartir buenos ratos, trabajos y tragos con mis amigos, mis compañeros de facultad, mis compañeros de Las Escuelas de Arte, mis alumnos, mis... Tiraron la casa de mi abuela, donde había nacido yo, la convirtieron en un horrible bloque de pisos, y pensé..."los sueños, sueños son...". Años más tarde, y de eso ya hace cinco, me enteré que Grassa Toro y Carolina Mejía habían tenido el mismo sueño y la misma aspiración que yo. Me imaginé su gran esfuerzo, como habrían cuidado, mimado, y rumiado ese sueño durante mucho tiempo y muchos paisajes: atravesando el Atlántico con el sueño bajo el brazo; en la maleta y en sus intenciones, para demostrarnos a todos, que con empeño y buen hacer son posibles, los imposibles. Me imaginaba cómo ese sueño; ese proyecto lo habrían ido levantando y construyendo, y siguiéndo cuidandolo y viendolo crecer como una criatura amada y compartida. No estuve en la salida del cascarón de "La Cala", En Chodes, Zaragoza; hace cinco años, pero si que he estado inmersa en ese sueño en varias ocasiones, y siempre he respirado: generosidad, sabiduría, inteligencia, cultura,Bien, Arte, humanismo, servicio, libertad,... tanto encantamiento ...que parece cosa de brujas y espíritus. No es de extrañar que naciera un primero de Noviembre, "Día de todos los Santos", y Ayer celebrásemos sus primeros 5 añitos. Bonita edad.
Coincidiendo con los 5 añitos, se presentó en casa de Carolina y Carlos: "El Barranco", escrito por el mismo Carlos Grassa e ilustrado por el genial Diego Fermin. Ayer, habiendo acudido el viernes a la Librería Antígona a la presentación del libro de Carlos Grassa y Meritxell Durán: "Fábulas Morales, de una vez para siempre" La Cala, que es como se llama la casa de Carolina y Carlos, y punto de encuentro de magias y con-fabulaciones varias, se me presentaba como el Arca de Noé que tras el Diluvio había arribado a estas tierras con el propósito de proteger la diversidad cultural e intelectual, había "calado" lleno de animales exóticos y creativos para esta sociedad en la que vivimos. No eran los personajes del libro de Grassa Toro. Quizá algún caracol, alguna vaca, incluso alguno más coincidía con los de las fábulas, pero había otros de especies variopintas y pieles humanas que deslumbraban por desprender una camaradería y generosidad entrañable, en consonancia con el entorno. Espacio maravilloso donde nada perturba la alegría y la buena sintonía. Pero sobre todo, lo que rezuma la Cala es humildad, amistad y generosidad: retrato de los anfitriones, que “tiraron, literalmente, la casa por la ventana”. Un lujo y un placer haber compartido ese buen rato y ser testigo de algo único que merece ser agradecido y reconocido.







Más Aquí. Y un completo con sus protagonistas.

3 comentarios:

Inma Serrano dijo...

mmm... Qué buena pinta Clara... El lugar y tus dibujos!

Unknown dijo...

Muchas gracias por acercarte al espacio de enLATAmus en wordpress, sobre todo porque nos has dado la oportunidad de descubrir este otro tan bonito.
Gracias.
También fue un placer compartir un día tan agradable.
Esperamos coincidir muchas más veces.

Marisol Covelo dijo...

Los dibujos expuestos con su historia aun se ven mucho mejor. Gracias por contarnos ésta.