viernes, 9 de octubre de 2009
La rama del magnolio
Hace un par de días, aprovechando el buen tiempo, decidí dar un paseo por el parque armada, claro está, de libreta y lapicero. Andaba tan ensimismada (nunca he entendido por qué no puedo decir enmimismada, pero ese es otro asunto) que no vi la rama del magnolio.
El golpe en la cabeza ha evolucionado de un modo muy extraño y esta mañana, al mirarme al espejo, casi me muero del susto. No sabía si acudir al hospital o al jardín botánico. He optado por hacer un retrato y colgarlo en el blog, a ver si a alguien se le ocurre algo.
Si al menos, en lugar de esta extraña magnolia, me hubiera brotado de la cabeza un pensamiento...
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11 comentarios:
Sé que está feo hacerlo, pero no me aguanto las ganas:
JUA, JUA, JUA
¿¡Cómo no te van a crecer magnolias¡?. ¡Bosques¡¡¡ es lo que te van a brotar a tí. Si es que estás sembr'á todo el día...¡. Mi MaryFlor ...
:O
¿te quieres venir a casa con mis plantitas?
miles de besitos abonados!!
xD
Helena con H, ni se te ocurra acudir a un hospital, ni a un centro de jardinería. Simplemente, riégalo. El abono ya te lo manda Aggggnes.
Estimada Elena Conache... vigile eso!! mire si las raices le salen por las orejas...
...siempre puede hacerse unos pendientes- raiz!!
ola helena!
gostei muito do teu desenho, em particular daquela flor extraordinária que te nasceu na cabeça, Convido-te a visitar o graficando
http://graficando-dulcenunes.blogspot.com/
e a deixar alguma coisa tua no blogue
Al ritmo que vas Helena, vas a tener que poner toda una floristería especializada en pensamientos.
Los post de Helena son como microrrelatos y ademas el de la magnolia es un microrrelato ilustrado y además redondo. Enhorabuena Helena por tu magnífica cabeza, ahora ornamentada por una espléndida flor.
De flores entiendo algo y creo que lo que debes hacer es esperar a que la rama desarrolle raíces independientes y cuando las tenga debes cortarla, plantarla en la tierra y dejarla crecer sola, como a los hijos.
Gracias, queridos amigos, por vuestros amables consejos. Reflexionaré sobre ellos. No sé cómo llevaría sin vosotros el cachondeo que se ha generado a mi costa en el barrio. No os creeréis cómo me han empezado a llamar: ¡MAGNOLITA!
MAGNOLITA GAFOTAS
Ahora entiendo por qué en el bar donde he desayunado me han llamado "Magnolita Grafotas". ¡Dales ideas, Enrique!
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