…la mañana es azul.”
El libro había sido el cuarto entre los volúmenes de cuentos de Giovanni Boccaccio y entró en la casa familiar de tapadillo pues, como me contó quien lo trajo, no era una lectura tan edificante como exigía la postguerra.
Quizá por esa condición clandestina el Boccaccio nunca regresó junto a los otros tres, a la Biblioteca Cervantes de Ayora, y permaneció oculto en un estante de la planta baja hasta el fatídico 20 de octubre de 1982, el día en que la riada anegó la calle entera con casi tres metros de agua y lodo.
El papel y los cuentos no sobrevivieron, pero su segunda encuadernación resistió, la que le hiciera R. Chuliá en Valencia a la muy probable rústica de Editorial Maucci de Barcelona.
¿En qué momento estuvo el libro en la Librería Gorriarán de Bilbao? Pues no lo sé, pero he preservado su sello, como el de la Biblioteca Cervantes, las notas manuscritas y algunas manchas del barro del 82.
Con todo y más ilusión que maña he compuesto este cuaderno, el AZUL, que en su gama y en grises irá el contenido de mi actual diario gráfico, y no por antojo sino por gastar acuarela acumulada para aquel dibujo fallero del llibret del año 20.
5 comentarios:
Maravilloso!!! gracias por compartir.
Vuelvo del Pirineo y casi por descuido me he acercado al Devuelta... y ahí estás, con un relato exquisito y unos dibujos que me emocionan. ¡Qué grande eres!
Un placer, Mamen, ese es el sentido de este blog.
¡Me alegro mucho, querida Fusy!
Preccioso e inteligente trabajo. Me arrodillo ante tí, mi maestro.
Imaginativo, bello, variado....abrumador como siempre. Gracias
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