Ha sido un acierto apuntar con el cuaderno más allá del "dibujo lo que veo". Pep, Teresa, Ramiro, Javier, Elisa, Urumo nos han enseñado el valor del cuaderno como laboratorio de bolsillo. No ha sido la única vez, pero ha sido la más clara y la más potente.
Al llegar a Morillo me sentí frustrado ante la falta de paisaje a la vista, en un ambiente que era como de camping con casas de piedra y apenas hice algún dibujo de la iglesia. Pero, ciertamente, no era necesario dibujar in situ más allá de las ponencias, las fiestas, los encuentros. Porque el plato fuerte fue el propio contenido de las ponencias y sus derivas en unos talleres que miraban al cuaderno con hambre de ensayo, de reflexión, de riesgo.
Muy bien por Claramarta y su equipo de quadernowairrors, sin olvidar esas valiosas colaboraciones.
Muchas gracias!
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