Los años te van enseñando a manejar las cosas buenas que te ofrece la vida. A establecer conexiones más o menos creativas para unir lo que te gusta y aporta, y dejarte llevar en busca de nuevas experiencias y recovecos del día a día que te permitan disfrutar lo más posible del tiempo que tengas designado. Lo que viene a ser vivir, consciente de que no somos eternos. El cuaderno me facilita esas conexiones a veces invisibles y otras evidentes. La opción de dibujar, y de dibujar en compañía para crecer no sólo en páginas han sido mis mejores apuestas para trabajar por mejorar en la medida de mis posibilidades el rinconcito que habito y, también, en la medida de lo posible ser feliz. Creo que he conseguido las dos cosas, no sin esfuerzo y a veces con disgusto, pero sobre todo dando sentido a todo lo que en principio me motiva y define y con la gran suerte de haber conocido a un montón de gente maravillosa. En su día y sin pretenderlo puse el primer ladrillo para construir un espacio de encuentro en el dibujo que ha ido creciendo sólo y a fecha de hoy es más grande de lo que parece. Puedo representar la punta del iceberg como cabeza visible pero lo importante está debajo. Me traslado de ciudad porque me lo pide el cuerpo y las ganas de aprovechar al máximo mi vida antes de jubilarme como docente. Hay que irse para estar con más fuerza "de vuelta". Toca poner "de vuelta" a ese iceberg, emergiendo de la línea de flotación y dando más altura a todo lo que entre todos se ha construido y compartido en estos casi 15 años de " De vuelta con el cuaderno". Ayer me hicisteis un homenaje, me disteis una sorpresa maravillosa que me carga las pilas, aligera el alma y me estira la sonrisa. Gracias por vuestro afecto, por todo el tiempo compartido y disculpad por mí inoportuno genio que a veces se desboca. Seguimos dibujando y siempre estando " De vuelta con el cuaderno". Un fuerte abrazo y muchos besos a todos. GRACIAS
