El pasado 1 de febrero Urumo hizo una bonita publicación sobre los cuadernos pequeños, que él denominó Derringer. En un capítulo de Los Simpsons, varios personajes desenfundan un derringer con la mala suerte de que las balas son tan poco potentes que ni matan, ni duelen. No sucede lo mismo con los cuadernos: puede que sean pequeños, pero son temiblemente matones.
Yo me hice con uno el pasado noviembre durante un curso en Santander. Tampoco era la primera vez, pero ya hacía algún tiempo que no tenía ninguno así, y es muy amable para no ir cargada de peso todos los días al trabajo.
Un apunte lento, rápido, todo tiene cabida en el cuaderno. Y el papel es tan malo que se arruga, es maravilloso.