Ahí estamos. Intentando que el dibujo y el cuaderno estén presentes en los ambientes laborales. Abrazos y perdonad la tardanza.
Te recomiendo que leas! Lecturas recomendadas! Para leer! Son muchos los sitios y las situaciones en las que se utilizan las fórmulas anteriores: charlas y cursos a los que uno asiste, lecturas de post, o conversaciones entre personas afines en gustos e intereses. Sin embargo, hasta la fecha no me he encontrado con nadie que me haya sugerido que escribiera. Es extraño, todos queremos saber y aprender por lo que han hecho otros, por su ideas, por sus experiencias y por su lecturas. Pero…. y ¿nosotros?, ¿escribimos algo que pueda ser leído? Aumenta tu productividad personal escribiendo.
Elvira Lindo cuenta en una entrevista que le hacen en la revista
graffica, que para ella escribir no es solamente sentarse delante de la página en blanco. Requiere pasear, pensar, pensar…. y pensar en el proyecto que se tiene por delante, en los personajes, en sus acciones y en el ambiente. Dice que tal vez existe un primer chispazo, inspiración o una idea que se cruza con otra, pero que todo, todo…, hay que pensarlo mucho.
Steve Johnson en su libro “Las buenas ideas”, cuenta que la mayor parte de las buenas ideas tienen al principio una forma parcial o incompleta, a las que él llama “corazonadas”. Poseen “un algo”, pero les falta “otro algo” que las haga importantes. Mantener con vida una corazonada es tremendamente difícil y costoso. Muchas de ellas nunca durarán lo suficiente como para convertirse en algo útil: entrarán y saldran de la memoria demasiado rápido. Según él, el remedio para evitarlo es…. escribirlo todo.
Si hoy en día conocemos las ideas de Charles Darwin, es porque el científico mantuvo rigurosamente la práctica de escribir en sus cuadernos. Mostraba lo que observaba, dibujaba, planificaba… y dejaba que su mente elucubrara en libertad. El cuaderno era un espacio de cultivo que no se limitaba a ser una mera transcripción de unas ideas ocurridas en un lugar alejado. Sus cuadernos eran el lugar de referencia al que volvía cuando de repente un tren de asociaciones le hacían recordar lo escrito sobre la fauna de las Galápagos cinco meses antes.
En otro de mis libros de cabecera,
Peter Drucker habla sobre las diferentes maneras de aprender que existen. Cuenta el caso de Beethoven. Dejó una enorme cantidad de borradores, que según el propio compositor, nunca miraba cuando componía: “si no lo escribo de inmediato, lo olvido en el acto. Si lo anoto en un cuaderno, nunca lo olvido aunque nunca vuelva a mirarlo”, decía.
Pensar para escribir, escribir para pensar y escribir como herramienta de aprendizaje. Drucker, afirma que hay media docena de formas diferentes de aprender. Hay personas que aprenden leyendo, otros mientras escuchan hablar, y otras… tomando notas y escribiendo. Quizás estás últimas sean las más costosas, y quizás también, las más efectivas. Cuando escribes, estableces un diálogo contigo mismo en el que “cincelas” lo que quieres hacer….. comprometiéndote a ello. Es una buena herramienta con la que aumentar tu desempeño.
¿Y tú?, ¿cómo aprendes?
Lo que se escribe, se lee:
Apunta lo que te llama la atención.
Observa y escucha lo que ocurre y anótalo.
Escribe tus deseos. Explora y Visualiza hacia adelante: haz esquemas, utiliza post it. Escribe el plan de acción que vas a seguir para obtenerlos.
No importa si al principio no tienes todas las certezas. Deja espacios en blanco intencionados: los podrás ir completando conforme hagas suceder las cosas.
Marca lo que vas realizando.
No es malo: está permitido dibujar, colorear y pegar recortes.
Huye del monólogo unidireccional: no se trata de que el cuaderno sea una especie de taquígrafo. Dá y te dará. Si sólo te limitas a escribir lo que tienes que hacer o lo que te han dicho que tienes que hacer…. sólo verás líneas. Ver parte inferior de la página derecha.
Apunta lo que te llama la atención, por qué te llama la atención y para qué te valdría eso que te ha llamado la atención. El lugar donde trabajas es un “universo” de ideas, interacciones y comportamientos. Descúbrelo!
No pases de página para siempre (I): al cabo de una semana vuelve hacia atrás. Revisa y reflexiona sobre lo que apuntaste. Agrupa información, colorea lo acabado y redondea lo inacabado.
No pases de página para siempre (II): al cabo de un período de tiempo mayor, ¡vuelve! Verás tus progresos, tu evolución: en qué pensabas, cómo pensabas, en qué estabas trabajando, lo que lograste y lo que no. Te sorprenderá.