jueves, 3 de septiembre de 2020

Dibujando

...¡Que es gerundio!.
Para dibujar no hace falta ni ganas, sólo es cuestión de trazar líneas o mover el pincel dejando caer manchas, o garabatear, o...podemos tener cosas que contar, que querer contar, o encontrarlas dibujando. A mis alumnos ya les digo que a dibujar se aprende dibujando. Gerundio tan extenso como es el propio concepto de dibujo.
¿Qué dibujo? ¿Cuándo dibujo?, ¿cómo dibujo?, ¿Por qué dibujo?:...¡Qué mas da!... Como en la canción: "el caso es andar", el caso es dibujar y disfrutar de lo que este acto te puede aportar. Ya no sólo por poder dejar impronta, ser testigo, reportero de tu mundo o de tu día a día. Simplemente por el instante de placer al que se llega practicando el dibujo. Sin más amarras. Y aprendiendo (de muchas cosas) dibujando. En la última entrada en el blog subía mis últimos dibujos, o pinturas, realizados en un cuaderno muy especial que me regaló en su día Ana Frazao. De esos cuadernos que de bonitos te dan tanto respeto que los vas reservando, reservando, y se van quedando sin rellenar. Llegó el momento, y le dí tiempo al dibujo. Me planteé "ejercitar" el color, y seguir aprendiendo. Esto me rompía los esquemas y las maneras y después de estar una hora o más con cada uno de esos dibujos (para mí eso es como un sopor...), pasaba a otro cuaderno, de esos en los que no cuesta: un Tiger de los cuadrados pequeños. En 10 minutos resolvía el mismo tema. No sólo se me soltaba el dibujo, se soltaban más cosas. El tiempo anterior, pura reflexión sobre el color y sobre la propia existencia, desenreda el alma y la vas dejando volar.





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