La última de ellas era este taller que tuve el placer y el privilegio de impartir. En él quise volver a las raíces del dibujo, al dibujo de cuando éramos niños. Y así es cómo nos lo pasamos, como niños.
Hicimos diferentes ejercicios, algunos ya viejos conocidos como el cadáver exquisito y otros muchos que a lo largo de estos años he ido cogiendo de aquí y de allá y que me gusta poner en práctica con mis alumnos de vez en cuando. El resultado no pudo ser más satisfactorio, para mi y para las chicas que se animaron a participar.
Tras el taller y como nunca nos cansamos de dibujar nos fuimos al Palmaria Café, un sitio muy acogedor en el que hicimos algunos juegos más junto a algunas compañeras cuadernistas valencianas que habían venido de visita y nuestra super presi Clara Marta. La verdad es que estábamos tan entregadas al dibujo que al menos yo no saqué fotografías del momento. Pero mi compi de cuaderno Pilar Giambianco me hizo este súper retrato que no puedo por menos que compartir aquí con vosotros.
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