06.03.2015
Desde mi llegada, Shabu es mi anfitriona en casa de sus padres. Vive en la wilaya de Budjour. Y me acompaña de forma preceptiva en todos mis movimientos. Porque los campamentos dan una absoluta sensación de confianza; he visto a mujeres solas, andar entre jaimas en noche cerrada. Pero las autoridades velan mucho por la seguridad de cooperantes y extranjeros en general.
Con este planteamiento he tenido que
reprimir, en bastantes ocasiones, la idea de vagar a mi antojo por la wilaya,
parándome donde quisiera a tomar un apunte. Otras me he adaptado a las
obligaciones domésticas de Shabu, aprovechando el quedarme en casa para
fotografiar mis dibujos, recomponer, redactar y publicar.
Quizá ambos hemos exagerado el tema
de la seguridad, por novatos. Y quizá esta circunstancia ha conducido mi
experiencia de los campamentos hacia un ámbito más familiar y personal. Pero,
salvando estos inconvenientes, vivir en el seno de una familia da una visión
muy terrena del lugar.
Como a la mayoría de las mujeres de aquí, le atraen muchas cosas de los
países “occidentales”, pero por nada del mundo renunciaría a su familia. Los
lazos familiares son, para ellos, imprescindibles. A cada jaima la rodean las
de sus familiares. Y en la sociedad saharaui sigue firmemente incrustada la
institución tribal. Según me dice Shabu, la mayor parte de las familias puede
remontar su árbol genealógico hasta llegar al fundador de su tribu. Este ancestral sistema de
garantías tiene inconvenientes y el gobierno trató en su día de suprimirlo.
Pero hoy los gobernantes siguen contando con la interlocución de los jefes de
tribu para muchos asuntos. Por mi parte, veo en el modelo tribal una fuente
enorme y directa donde bucear en busca de todo tipo de tradiciones, valores y
costumbres. Viajero en Tindouf
3 comentarios:
Que bonita ella , tu dibujo y tu relato. Gracias embajador
Encantado de contaros cosas. Y gracias por esos ánimos, chiuquila!
Quise decir "chiquilla", pero ya sabes como interpretan los móviles. :(
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