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En invierno, bueno y en otoño, voy poco a Orés, pero voy. Está muy bien eso de tener un lugar en el mundo al que ir y volver, y volver a ir y ver cómo va cambiando. Sentir el paso del tiempo, que en los pueblos a diferencia de en las personas, el tiempo rejuvenece y abrillanta. En esta última escapada he visto un Orés más rejuvenecido porque han arreglado el pavimento de alguna calle y de la plaza, y porque lo han nombrado pueblo "más Majico" de las Cinco Villas según aclamación popular a través de Civitur Y he visto, los colores del otoño rezagado, casi invierno, en zonas que no se transitan. Eran espectaculares las alfombras de hojas amarillas y rojas mezclándose con los brotes verdes tiernos y luminosos del cereal. Con el suelo mojado, opté por deleitarme y dedicarme a la contemplación, pero ya me picaban las manos e intenté atrapar los colores de otoño. Rápido y sin técnica de acuarela esto me llevé en mi cuaderno además de muchas hojas para pintar en casa: ¡buen ejercicio de color pensé!, pero tres días más tarde cuando fui a pintarlas ...¡Qué decepción!, los colores intensos se han apagado. ¡Otra vez será!
También hay que alimentarse, no sólo contemplar. |
7 comentarios:
No sé que vas a aprender tú en el próximo curso de naturaleza en La Alfranca, con lo bien que lo haces ya. Te envidio la contemplación de la naturaleza.
¡"todo cabras" top! :-)
Uff Esther,...sólo se que no se nada, pero que dibujando se aprende mucho y además me lo paso bien. Bss
Urumo, ¡lo has leido!. Lo de todo cabras puede tener muchos significados y referirse a unos, o a otros...
!Qué bonitos colores otoñales ! Hay chicharros en el rio ?
Marisa, Já já já. Chicharros sí, pero río...poco
Preciosa vena romántica, Clara, (con un toque de edonismo chicharrero, jeje)
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