A veces dibujar perspectivas complicadas del natural y sin la ayuda de un lápiz puede ser un divertido rompecabezas. A lo mejor por eso me gusta tanto meterme en estos berenjenales. Un ejemplo de rompecabezas de este estilo es la entrada a la Escola Industrial, muy cercana a mi casa y que cruzo a menudo cuando paseo acá y allá.
Cuando me puse a dibujarla me quedé bastante fascinado por la complejidad de todo el conjunto y especialmente por la curiosa perfección de las baldosas cubriendo superficies curvas entrelazadas.
Buscando en internet me encontré con Rafael Guastavino, arquitecto valenciano autor de Can Batllò, la fábrica sobre la que después se ubicaría la escuela, y muy aficionado a este tipo de techumbres. Poco después de este proyecto Don Rafael se fue a los Estados Unidos y allí registró una patente de lo que no era más que una versión mejorada de la tradicional bóveda catalana. Y se hizo de oro. Sus techos están en el Carnegie Hall, la estación Grand Central Terminal, el American Museum of Natural History, el Ellis Island Great Hall o la Catedral de St John the Divine. Todo esto sólo en Nueva York. Hay docenas de obras suyas esparcidas por todos los Estados Unidos.
4 comentarios:
¡Bien montado este puzzle!
Muy interesante. Enhorabuena por los detalles!!
Madre del amor hermoso, Miguel, tu dibujo me parece un minucioso trabajo de chinos. Y gracias por presentarnos a Guastavino, qué interesante.
Gracias a todas!
Patrizia: el dibujo lo hice allí mismo, pero las baldosas las completé mientras veía la tele :)
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