miércoles, 16 de enero de 2013

Huellas en papel

Estas Navidades, se han conjugado varios hechos que me han invitado a reflexionar. El primero fue leyendo el libro "Breve historia de Winston Churcill", en el que se recogen las historias y andanzas de sus antepasados, como la del Duque de Marlborough, -aquel al que en España le dedicamos la canción de "Mambrú se fue a la guerra", y las del propio Winston. Cabe recordar que vivió la friolera de 91 años, pasó por dos guerras mundiales y ocupó la mayor parte de los puestos de responsabilidad del gobierno británico. Aquella lectura me permitió conocer gran parte de su vida, como fue la época que le tocó vivir, y sobre todo me hizo pensar en la importancia que tiene el preservar la memoria.
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El segundo hecho fue durante la semana de Reyes en Olvés, el pueblo de mi mujer. Un pequeño municipio de la Comarca de Calatayud, en el que apenas quedan ya vecinos. Era la una del mediodía y el sol brillaba en todo lo alto. Las calles vacías, las casas quietas a la espera de sus dueños. Apenas el viento y algún que otro pájaro cortaba el silencio. ¿Cómo sería la vida aquí hace 40 años?. ¿Quién viviría en aquella casa del fondo?. ¿Cómo fue la experiencia de la gente que tuvo que emigrar?. ¿Cómo se vivió el auge de los años sesenta?. ¿Qué pasó en la guerra?. Son algunas de las preguntas que bullían en mi cabeza.
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Una semana antes, parecidas preguntas les hice a mis padres durante la cena de Nochevieja: ¿Cómo llegaron vuestros padres a Zaragoza?, ¿de qué vivían?, ¿y Zaragoza como era en los 60?, ¿tenéis alguna carta o algún documento de vuestros padres?...Aquel día nos dieron las 3:30 de la mañana.
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En el caso de Churchill, él mismo y otros dejaron constancia de la época que vivió. En los otros casos, me encantaría que así hubiese sido. Tengo curiosidad por el futuro, pero creo que la tengo todavía más por el pasado. Disfrutaría sobremanera leyendo sus anécdotas y vivencias o sobre como era Zaragoza, España o el mundo en ese momento.
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Cuando dibujo en los cuadernos, no sólo disfruto con la propia acción de dibujar. También estoy dejando huella de mi propia historia. Espero que mis descendientes, cuando quieran saber como era la vida que le tocó vivir a su tatarabuelo, puedan hacerse una idea gracias a lo que uno va escribiendo
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Os dejo con algunas huellas realizadas durante estas Navidades.
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Exposición "Un viaje en el tiempo"
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36 Cumpleaños de Joe
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Día de Navidad en los montes de Olvés
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Ray Charles
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Cena de Nochevieja: Joe, Lola, Madre
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Buena Cortesía

5 comentarios:

clara dijo...

Lo primero que he pensado cuando he leido tu entrada: ¡Qué tío Fernando!, lo segundo: ¡Qué suerte, las navidades no le rompen los esquemas y dibuja!.
lo tercero...¡y cómo dibuja!.
Nos vemos el sábado...o antes...

Rincón dijo...

Gran reflexión y buen surtido de dibujos de esas fechas

Patrizia Torres dijo...

Qué razón tienes, Fernando, la memoria, los recuerdos, testimonios de la historia y de nuestra vida. Buena memoria gráfica.

Juan Calderón dijo...

Participo de tu curiosidad por el pasado. La frenética vida cotidiana no nos deja pararnos y admirar una obra, una vida o una simple anecdota. Nos perdemos muchas cosas.
Por cierto buenos dibujos.

Saludos.

Fernando Abadia dijo...

Mil gracias