Rubén, debo decirte que lo que Lapin dibujó es mi casa. No tengo un taller independiente. Siempre digo que mi casa es una especie de almacén de basurillas y nadie me cree hasta que la ve. Puedes venir cuando quieras sabiendo que la varita mágica de Lapin convierte los trastos en astros, que no hay "cuartos de estar", sólo "cuartos de ser" y que lo de "todos los jueves, cocido completo" no es en mi casa sino en el restaurante del Centro de Historia.
Dibujar personas me parece muy dificil y no se me da muy bien, por eso admiro la soltura de aquellos que conseguis los rasgos más destacados de aquellos a quienes retratais. En cuanto a los pinceles, es un dibujo que me encanta. Lo del cocido me ha dado un hambre...
La casa de Helena es tan única y especial como ella. Es un lujo poderse asomar a sus espacios abigarrados de ideas geniales. Un interesantísimo universo para dibujantes...
No sé si le pasará también a Helena, pero en mi caso, cuando alguien se mete o critica mi espacio de trabajo siempre acabo pensando en lo que me agobiaría vivir/trabajar en un espacio diáfano, de corte minimalista y escueto en decoración. Con lo que mola dejarse impregnar por "la basurilla" de los recuerdos que nos traen a la mente todas esas pequeñas cosas que guardamos... allá cada cual.
Y yo de los dibujos de Lapin no hablo, ni escribo nada, se me ha caído la baba (como siempre) y me está costando usar el teclado.
Pues aunque cueste creerlo, Morty, a mí me encantan los espacios diáfanos. Estuve en el último viaje a Madrid en el Reina Sofía visitando un montón de salas vacías. No sé si formaban parte o no de la exposición de Joëlle Tuerlinckx que era en realidad lo que supuestamente había ido a ver, pero me sobraba cualquier cosa colgada en la pared, lo que no quiere decir que si cayeran en mi mano esas salas no tardase en llenarlas de basurillas (cosa que no habrá ocasión de comprobar).
9 comentarios:
Admirables los dibujos y admirables personas...Tengo que ir al taller de Choni.Y al taller de Helena...
Rubén, debo decirte que lo que Lapin dibujó es mi casa. No tengo un taller independiente. Siempre digo que mi casa es una especie de almacén de basurillas y nadie me cree hasta que la ve. Puedes venir cuando quieras sabiendo que la varita mágica de Lapin convierte los trastos en astros, que no hay "cuartos de estar", sólo "cuartos de ser" y que lo de "todos los jueves, cocido completo" no es en mi casa sino en el restaurante del Centro de Historia.
Te aprovechó el cocido, amigo.¡
Los guisantes estaban buenísimos, pero no tanto como tus dibujos.
Dibujar personas me parece muy dificil y no se me da muy bien, por eso admiro la soltura de aquellos que conseguis los rasgos más destacados de aquellos a quienes retratais.
En cuanto a los pinceles, es un dibujo que me encanta.
Lo del cocido me ha dado un hambre...
¿Dónde ha ido a parar el "más vale más tarde...? ¡Con lo que me había gustado...!
¡Que se me va la pinza! ¡Que el "más vale más tarde" está más abajo...!
La casa de Helena es tan única y especial como ella. Es un lujo poderse asomar a sus espacios abigarrados de ideas geniales. Un interesantísimo universo para dibujantes...
No sé si le pasará también a Helena, pero en mi caso, cuando alguien se mete o critica mi espacio de trabajo siempre acabo pensando en lo que me agobiaría vivir/trabajar en un espacio diáfano, de corte minimalista y escueto en decoración. Con lo que mola dejarse impregnar por "la basurilla" de los recuerdos que nos traen a la mente todas esas pequeñas cosas que guardamos... allá cada cual.
Y yo de los dibujos de Lapin no hablo, ni escribo nada, se me ha caído la baba (como siempre) y me está costando usar el teclado.
Pues aunque cueste creerlo, Morty, a mí me encantan los espacios diáfanos. Estuve en el último viaje a Madrid en el Reina Sofía visitando un montón de salas vacías. No sé si formaban parte o no de la exposición de Joëlle Tuerlinckx que era en realidad lo que supuestamente había ido a ver, pero me sobraba cualquier cosa colgada en la pared, lo que no quiere decir que si cayeran en mi mano esas salas no tardase en llenarlas de basurillas (cosa que no habrá ocasión de comprobar).
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