La Plaza de San Bruno, ya de noche, es un sitio que me gusta dibujar en la soledad de las tardes de invierno. Es un rincón de Zaragoza que me encanta: Los domingos con su bullicioso mercado de antiguedades y delicatessen gastronómicas. En cuaquier momento del día hay trajin de paso de gente, de niños. Y en cuanto hace buen tiempo, de gente en las terrazas y bancos. Pero en invierno hacia las 8 de la tarde, no hay un alma. Riegan la plaza y las calles, y las horribles farolas rojas de luz naranja se convierten en referencias cromáticas que lo arman todo. Me gusta mucho esa imagen como yo la veo, pero no es como al final la consigo reflejar en el dibujo, por eso sigo insistiendo.
3 comentarios:
Esa noche negra testifica la dichosa soldad qu debes sentir en esa plaza. Negro profundo en el que perderse y la compañía de esos edificios cuya presencia silenciosa reflejas tan bien.
Muestran muy bien tus sentimientos tanto tu escrito como tu dibujo y consigues comunicarnoslo.
Precioso dibujo, Clara
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