Adiós Eduardo. Homenaje

Ayer aprovechando este enlace dedicaba unas palabras a mi querido amigo Eduardo Salavisa. Hoy, hace unos minutos, Lapin me comunica que Eduardo ha muerto. Ese sillón vacío, nunca estuvo más vacío, frío y silenciado, que no silencioso. Porque Eduardo sabiéndose enfermo se fue elegantemente como era él (me cuesta hablar en pasado). Por la puerta grande, con la ovación y el aplauso de los que le queríamos y apreciábamos. Por la puerta grande de una super exposición que hasta el último momento fue creciendo alrededor de esa butaca de espectador y expectante, de acompañante y acompañado, que se queda silenciada en el rumor de las conversaciones y estimas de las que ha sido oyente y cómplice.

Eduardo, compañero de trazos, te mando mi mejor dibujo soñado para tí y para todos los que hoy nos sentiremos huérfanos, tristes. Aunque tu obra y todo lo que nos enseñaste nos va a acompañar siempre, estirando tu paso por esta tierra que la mostraste más bella y humana que nadie. Un besazo a todos los que hoy no podremos con nuestra pena. En especial a Rita.

Para el que no lo sepa, De vuelta con el cuaderno existió porque Eduardo y yo nos encontramos en las redes y el me supo escuchar, sonreír (porque ni él entendía bien el castellano y yo no le entendía nada su portugués) y acompañar. Hicimos un pacto de apoyo mutuo para sacar adelante proyectos de dibujo en cuaderno en España y Portugal. Hermanados.

Ayer le escribía:

Maravilloso Eduardo Salavisa. Una lección de vida, amor, amistad y dibujo. Dibujos que son abrazos de despedida, de reencuentro con el tiempo que compartimos y no se puede eternizar. Pero la amistad y el dibujo, sí, eso nunca morirá. Gracias Eduardo por el tiempo compartido y todo lo bueno que nos ha reportado, más allá de nosotros mismos. Continúa haciendo dibujos, dando abrazos, queriendo a Rita y a tu hija, tus nietas...a nosotros los que hemos pasado por tu vida y tus cuadernos. Lucha y continúa con esa fuerza para que nos podamos volver a ver y dibujar. ¡Amigo, mucho ánimo y fuerza!. ¡ Todavía te quedan muchos trazos que dar.

Me equivoqué.

Adiós amigo, hasta siempre.