El incendio más grave del verano llegó hasta Orés. A nada cambió el aire y allí se apagó. Imparable, hubiera llegado hasta los Pirineos. Dibujando su huella en el paisaje, tantas veces dibujado,
una piensa en la fiereza del fuego y el resultado: un cambio de color y de esperanzas. ¡Ojalá fuera tan sencillo como cambiar de lapiz de color!
1 comentario:
Tus panorámicas y paisajes siempre espectaculares.
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