Sí, lo confieso. Yo estaba allí, por pura casualidad, el 22 de Agosto de 2008, la noche que completó el día en que se filmó el reportaje "Un día en el Bulli".
He sufrido lo que creo llaman Síndrome de Stendhal en tres ocasiones de mi vida. Una incomprensible emoción estética que no pasa por el cerebro y que te invade hasta llevarte al llanto.
La primera vez fue en Barcelona, ante un cuadro de Antoni Miró, un pintor al que hasta entonces no presté especial atención.
La segunda, cuando entré por vez primera en la veneciana plaza de San Marcos, rodeado de compañeros de trabajo de los que tuve que esconderme.
La tercera fue ante una elaboración de El Bulli. En el preciso momento en que me la pusieron delante. Un sencillo plato, en apariencia, que llevé a mi cuaderno al día siguiente, para no olvidar:
"Hoja de ostra con rocío de vinagre". La hojita natural de una planta cultivada en el norte de Europa, gotas de vinagre con la consistencia del mercurio y el aspecto de perlas en un conjunto, como una foto macro, que luego supo exactamente a eso, a ostra; pura magia.
Yo estuve allí. Y el regalo de Ferrán Adriá persiste, va más allá de la singular experiencia de "Un día en el Bulli". El Maestro te regala al salir respeto. Un enorme respeto por la cocina y sus profesionales, así practiquen alquimia de fogón o elaboren la más simple de las tapas. Ferrán Adriá regala actitudes.
6 comentarios:
Yo lo disfruté, oyéndote contar la experiencia. Parecía que eras el dueño de "El Bulli", de como contabas lo que allí habías vivido, pero sobretodo lo quie allí habías sentido...Me dieron unas ganas tremendas de gastarme no sé cuantos cientos de euros para poder vivir algo parecido. Pero llegué tarde, o quizás no...quien sabe?
Me encargo de preparar los hornos para que se repita, a ver si puede ser.
Aquel día yo tenía pase para visitar la Expo de Zaragoza...¿¡quién nos iba a decir nada de esto entonces!?. El destino es caprichoso, a ver si lo es un poco más...
Qué bueno¡¡¡
Qué artista eres Urumo¡¡¡
Valga la expresión. Como dicen por estas tierras. ¡¡ Jódo petaca.....¡¡
Bárbaro.
Pues ya sé qué se siente con el Síndrome de Stendhal... ¿o es envidia?.
:)))
Fuerte abrazo maestro.
Publicar un comentario