viernes, 31 de agosto de 2012

Cuadernos de vacaciones

 Cuando era pequeña y tenía que hacer cuadernos de vacaciones, que te ordenaban el desorden de los días sin reloj ni calendario, una de las constantes era que nunca llegaba a terminarlos. Empezaba con mucho ánimo e interés por hacer y aprender, se iban quedando huequecitos, perdiendo sentido, y al final unas cuántas páginas delataban que no había hecho el cuaderno día a día como venía pautado y que lo que parecía más importante era el hecho de hacer, no tanto el cómo y el por qué . No había llegado al fínal, pero casi, y al maestro o a la maestra el esfuerzo del intento les bastaba para no recriminarme, o al menos no lo recuerdo.
  Con los cuadernos de ahora -desde hace 4 años, antes eran prácticamente todo escritos y alguna imagen-, también de vacaciones  me ha venido a pasar lo mismo. Aunque el otro día anunciaba que venía con cuadernos llenos, no es cierto: huecos,saltos y páginas finales que no llegan a emborronarse.

 Si a esto sumamos que ahora llegar a casa supone ponerse al día de muchas cosas, empezando por este espacio, al revisar mi trabajo me ha entrado una desazón grande. La culpa es de Urumo, Miguel Herranz y José María, entre otros, que me evidencian que he vuelto a hacer mal los deberes. Mis cuadernos de vacaciones han vuelto a ser más de lo mismo: La palabra ausente. Cuando dibujo pienso mucho, tramo, dialogo, la palabra está al borde de la lengua y del pincel o del lápiz. Pero callo. A veces cuelo alguna frase para disimular, pero el pensamiento construido se oculta. Pienso que todavía no me sale desprenderme de más capas sabiendo que luego las voy a poner a tender en este patio de vecinos.

 En el caso del cuaderno de Orés, coincidiendo con unas lecturas que me traía entre manos, me salía escribir un pequeño-grande relato de por entre esas calles, casas, paisajes y gentes. Pero era como velar mi intimidad y la de todos los vecinos. Orés es muy pequeño: ¡todo se sabe|. Poner nombres ficticios parecía divertido pero poco práctico, igualmente se iba a descubrir el referente. ¿Vergüenza?, ¿falta de profesionalidad?. La historia está ahí, pero el cuaderno se me hace todavía muy cotilla. Creo que con los deberes hechos pasaré de curso, pero sin nota.
  Seguiré viendo y leyendo a los maestros para ver si en el próximo verano me atrevo a mostrarme más ligera de capas. Es un placer tener tan cerca a tanto sabio que te incita a superarte.
 Aquí, ilustrando estas reflexiones, uno de los cuadernos que he empezado y tendré que acabar, prometí regalárselo a mis hermanos. A lo mejor acabo consiguiendo que la palabra me acompañe. En el caso del de Orés, me he propuesto rellenar las páginas que han quedado en blanco con algunas palabras y pensamientos.

12 comentarios:

URUMO dijo...

Para la palabra de Clara, que está viniendo a sus dibujos:
"Lo propio de un escritor es contar claro, seguido y bien. Contar la totalidad humana, que él, por su parte, tiene la obligación de alimentar con nuevas miradas. Y si una cosa está CLARA en esta receta es que el hombre precisa en primer lugar, de la misma manera en que bebe agua, beber sueños."

ÁLVARO CUNQUEIRO, de "Imaginación y creación. Notas para una conferencia"

(Las mayúsculas las pongo yo)

josia dijo...

Tu comentario pone en evidencia el problema del blog: la libertad que da el cuaderno, sabiendo que es sólo para uno mismo, deja de existir si lo vas a hacer público. Es por eso que vemos cuadernos cuidados y estéticos. A mí no me gusta este asunto; pero menos si te corta a la hora de escribir o de pensar. Recuerda siempre 1que puedes enseñar sólo aquello que quieres, y deja para ti aquello que te parece demasiado íntimo.
Disuelve tu ego como un terrón de azúcar. El mundo está lleno como un huevo...

Edurne dijo...

A mi me parece que lo de no escribir no tiene tanto que ver con lo de exponerse o no. La mayoría ,con nuestros dibujos, ya contamos muchas cosas privadas. Personalmente no escribo porque no me lo pide el cuerpo y ,aunque cad uno tiene que hacer lo que le apetezca, creo que la admiración que podamos tener por el trabajo de otros no tiene por que llevarnos a la imitación. Aprender si , intentar repetir no. Lo que no quita para que yo por lo menos este encantada de que los dibujos vayan acompañados de bien de explicaciones.

clara dijo...

Tomo nota, gracias consejeros
Edurne, para mí antes era la palabra que la imagen, ...aunque ahora no lo parezca.

clara dijo...

Ah¡, y cuando enseño, enseño. Pero tengo cuadernos públicos y cuadernos privados, que esos no los enseño.

Inma Serrano dijo...

Muchas veces los dibujos dicen de uno mismo mucho más que las palabras.
Muy buenos esos cuadernos Clara. Con o sin palabras, tremendos.

josia dijo...

Yo no hablaba de las palabras cuando digo cuidados y estéticos.

amparo dijo...

Interesante, me parece que la magia está en hacer algo con el cuidado y que quede despeinado. ¿Sabéis esa leyenda del jardín que arreglaron dejando alguna hoja sobre el césped?

Marisa Ortun dijo...

Dibujo presente, sustituye a palabra ausente y de qué manera !!!, Hay distintas formas de expresión y se ha hacer lo que "pide el cuerpo" (Edurne dixit, comparto su opinión).

celia burgos dijo...

A mí me gusta que la imagen te sugiera un mundo infinito, dejar la libertad al aire libre para que cada uno lo sienta como quiera, sin necesidad de concretarse a veces por las palabras. La imágenes son textos de por sí, sus trazados son más transparentes que las palabras que hemos aprendido. Me encantan tus trazados libres, no tiene por qué ser necesario que los acompañes de más explicaciones. en esos paisajes se respira un aire muy fresco y la calma de un silencio que te deja oir la naturaleza. Son preciosos.

Patrizia Torres dijo...

Mis cuadernos de viajes han sido siempre de mucho texto -un diario de lo caminado, visto y comido- acompañado marginalmente de algún dibujo. Ese dibujo iba cogiendo protagonismo con los años hasta que, en estos momentos, es él el que relata el viaje, y marginalmente dejo algún comentario.
Tu cuaderno es tuyo y te sale como te pide el cuerpo, eso entiendo yo al menos, y si luego lo compartes en el blog muestras lo que te interesa, que no tiene que ser todo...

ANAIS G. BURGOS dijo...

Para mi, como para la gran mayoría, la libertad del cuaderno está en la capacidad de "recibir" todo aquello que en ese instante puede surgir de tu interior, sin cuidado alguno en si merecería llevar o no acompañamiento de texto, color, etc; simplemente eso RECIBIR EL SENTIMIENTO QUE EL INSTANTE TE TRANSMITE EN FORMA DE TRAZOS, sea en un viaje, en el río o en el salón de tu casa.
Yo desde luego, aunque sigo el proceso de aprendizaje que un dia inicié, cada dia me aporta más ver esas sencillas páginas que hablan muchas veces sin letras :)