El día del eclipse de sangre (aquí le llamamos el eclipse de vino) me subí a una loma con la esperanza de ver un hermoso y encendido satélite naciente. Dibujé el paisaje esperando el momento milagroso, pero la luna se escondió detrás de las nubes. Tuve que esperar a que estuviera más alta y allí, aún entre velos, pude contemplar lo que apenas era una luna llena, como tantas otras...
2 comentarios:
Bonito de todas formas. El cielo siempre lo es, y tu lo has captado.
Muchas gracias, Esther <3
Publicar un comentario