lunes, 13 de septiembre de 2010

Carta de Alicia Lázuli

Aunque es un poco larga, reproduzco una carta de Alicia Lázuli que he interceptado antes de que llegara al blog de La caja de los hilos.


Querida tía Neus:

Estaba impaciente por hablar contigo. Menudo fin de semana. ¿Te acuerdas de aquel curso de Jaca que yo creía que era de cuentacuentos y resultó ser de dibujantes de cuadernos? ¿Te acuerdas de que me matriculé en la academia Cañada para no hacer el ridículo en el siguiente curso? Pues me ha vuelto a ocurrir. Como el año pasado el encuentro fue en Jaca, di por hecho que este también y me matriculé por internet. Imagínate mi sorpresa cuando, al llegar a Jaca con la mochila cargada de acuarelas, cuadernos, lápices de colores, pinturas de pastel y un montón de porsiacasos, descubro -ya sabes lo despistada que soy- que me había matriculado en un curso de cocina aragonesa. Pasé cuatro días en Jaca aprendiendo a hacer jarretes de ternasco, torrijas y melocotón con vino. El caso es que me quedé sin pasta –y no me refiero a ninguna receta de cocina- y no pude matricularme en el verdadero De vuelta con el cuaderno.

A veces me cuesta definir mi propio estado de ánimo y no puedo decirte, tía Neus, cuál acompañaba a la perplejidad, porque no se me ocurre nada más absurdo que asistir a un curso de cocina sin comerlo ni beberlo.

La cosa es que el viernes, al cruzar el Puente de Hierro para ir a casa, me encontré con que la ribera del río había sido tomada por un ejército armado de cuadernos y pinceles. Antes de que pudiera reaccionar, una chica con un bebé en brazos se acercó a mí diciendo: “Vaya, pero si es la despistada del año pasado, qué alegría. Dile hola, Noa”. Reconocí a Beatriz y, cuanto más me contaba del curso que se había inaugurado el jueves con Jorge Arranz –indiscutible rey del garabato capaz de llevarse al cuaderno en menos que canta un gallo los mismísimos Mallos de Riglos- y Marta Cárdenas -especialista en localizar zorros y todo tipo de bichos entre los bosques coloridos de una tela-, más me cabreaba el malentendido que me había llevado a Jaca. Por si fuera poco, habían acabado la jornada en El Plata, con lo que a mí me gustan las clases de anatomía. Y cuando me dijo que esa misma mañana habían intervenido Josemaría Sánchez – bucanero de ríos de acuarela y explorador de peligrosos territorios de papel, que compartió con generosidad los tesoros conquistados- e Isidro ferrer –prestidigitador, equilibrista, domador de cuadernos-fiera, hombre bala, ilusionista, hipnotizador y payaso- casi me muero de envidia. “Pues ven esta noche a la fiesta… no, tonta, que no te dé corte, que irá mucha gente… toma, que te anoto la dirección… que no, que seguro que a Helena no le importa…”

En fin, tía Neus, que peleando entre el corte que me daba llegar por el morro a una fiesta a la que no me habían invitado y las ganas de ver a los locos del cuaderno del año pasado, me vi de pronto en el ascensor y, casi antes de tocar el timbre, ya llevaba una cerveza en una mano y un trozo de empanada gallega en la otra. A los cinco minutos era una más en una fiesta llena de caras que yo jugaba a reconocer, aunque -ya me conoces- después de unos días de playa soy capaz de confundir a Zapatero con Obama. “¿No es aquel el asturiano de murcia? …ah, que no ha venido… ¿Qué tal por Almería, Javier?... uy, perdón, qué despiste… ¡TOÑO! ¡TOÑO el largo tropezando en el pasillo -con ese no hay equívoco- con los helicópteros!… ¿Y esa princesa libanesa?... ¡Pero si ese es Lapin cortando queso! ¡Y Lapinette! ¡Clara Marta, la jefa! ¡Edurne y Ana! ¡BLASMAN, el de Logroño! Le está diciendo a Agnes: -con la cara tan bonita que tienes, aún no te he dibujado. Agnes responde levantando la mano amenazante: -¿A QUE TE DOY UNA HOJA?... ”

Menos mal que me atreví a ir a la fiesta que, por cierto, era en casa de una chiflada que –no te lo pierdas- acumula polvo porque dice que si el tiempo es oro y el polvo es una metáfora del transcurrir del tiempo, el polvo es oro. Mientras yo curaba la resaca, la mañana del sábado mostraba su trabajo Mónica Cid –la portuguesa que convierte en divino el cuerpo humano- y terminaban los talleres. Ya por la tarde, no lo pude evitar: ME COLÉ. Tenía tantas ganas de ver de cerca a Alfredo, el dibujante... No quería que nadie se enterase y quise ser discreta, pero casi me mato al bajar la escalera de la sala que, de verdad, tía Neus –esta vez no es que yo sea torpe-, está llena de trampas. Y por si no había dado bastante el cante, cuando comenzaron a aparecer en la pantalla imágenes de Alfredo y él, con la voz, hacía dibujos en el aire, me empezaron –ya me conoces- a caer lagrimones y el chico que tenía a mi lado –que resultó ser Josu Maroto- tuvo que cerrar el cuaderno porque le fastidié la tinta de la página. Cómo me acordé de ti, tía Neus, porque tú fuiste la que me regaló ¿te acuerdas? para mi cumpleaños Seis barbas de besugo. En fin, que tuve que salir a respirar mientras los matriculados en el curso colgaban sus trabajos en el jol de la Escuela de Arte. Qué barbaridad, tía Neus, lo mismo les cabía en el cuaderno el Puente de Santiago que el de Piedra. Casi me alegré de haberme equivocado, porque ni con un año practicando en Cañada apruebo yo este curso. Me alegró mucho reconocer –y sin equivocarme- a Pedro Luis, a Rubén el dentista, que se escaqueó “a la francesa”, a Álex, la rubia carita de ángel, a Rodri, a Salas, a Carolina y a un montón de etcéteras.

La cosa no acabó ahí, tía Neus, porque como la noche anterior sobró, por lo visto, comida, me enteré de que la juerga continuaba en casa de la loca del polvoesoro. Además, había oído decir que andaría por allí mi favorito, Enrique Flores, así que ahí que me presenté con todo el morro. No te puedo decir, tía Neus, cuánta gente había, porque se agrupaban en diferentes esquinas de la casa, pero fui de sobresalto en sobresalto descubriendo de pronto que aquél de la camisa a cuadros que me había acercado el fuet era Luis Ruiz -ese arquitecto de Málaga que hace tiempo que me deja alucinada con sus dibujos en el blog de los urbanesquecherespáin-, o que los que me estaban pidiendo dos refrescos eran Beni y su marido, Josemaría Sánchez, o que el del vaso de vino era Jorge Arranz y las dos mujeres increíbles que contaban historias en la cocina eran Marisa y Mariaje, que habían venido con Alfredo y con él. A Antonia Santolaya la reconocí sin que nadie me dijera nada, porque el curso pasado ya me dejó prendada. Todo el mundo era amable, tía Neus: “Yosoyamparoytúcómotellamasmellamoalicialázuli”, “yosoycarmenaquestánbuenosloscanapéspuesyomellamoalicia”.

Ya no temo ser el patito feo, querida tía Neus, porque me he dado cuenta de que no es importante saber dibujar bien, que el cuaderno es sólo el pasaje para poder entrar en muchas partes. Y en el próximo curso, en Zaragoza, en Jaca o donde sea, no voy a descuidarme, estaré bien atenta porque no me gustaría repetir jornadas de cocina. Además, con las 1001 conversaciones, entre el lío de gente, el fuet, los pendientes de la loca del polvo, la empanada gallega y la cerveza, me despisté y me fui de la fiesta ¡mierda! sin haber saludado a Enrique Flores.

19 comentarios:

Juan María dijo...

que rollo....tan bonito!!

Inma Serrano dijo...

Qué bueno! Tu tía Neus estará encantada con la carta!

clara dijo...

Cada día lo haces mejor. A ver si se me pega algo.

josumaroto dijo...

encantado de haberte conocido helena, y una pena que esas lagrimas de las que hablas de verdad no cayeran en mi cuaderno, pues las habria guardado, tal como conservo la firma temblorosa de alfredo. un abrazo
y a ti inma, te echamos mucho de menos, entre otras ausencias,
y a ti clara, muchas gracias por todo.
es lunes todavia no he podido escanear nada y es porque estoy que no aterrizo, el fin de semana ha sido como un sueño, echo realidad
gracias a todos, (bueno corto que tendre que dejar sitio)

Swasky dijo...

Yo estoy ídem que Josu y tengo unas ganas terribles colgar mis dibujillos.

Luis Ruiz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ana frazão dijo...

Magnífica, nuestra amiga Alicia escribe monstruosamente bien.
Cómo me gustaría tener una quinta parte de sus dones literarios, con el fin de añadir algunas líneas escritas en mis dibujos.
La próxima reunión le pido que escriba unas líneas en mi cuaderno.

Bea Zam dijo...

Esta despistada de Alicia es la mejor cronista a este lado del Ebro! Teniendo el don de escribir así ¿para qué dibujar?. Helena, ¿tú crees que Alicia enseñaría a Noa a hacerlo tan bien?

Luis Ruiz dijo...

Querida Alicia: suscribo en todo lo expresado por los ilustres colegas que me anteceden. Y no olvides agradecer a nuestra amiga común Helena su hospitalidad... y a Clara su buen hacer.
...(El escáner ya echa humo)

Javier de Blas dijo...

Ay Alicia, eres tan aguda como un alfiler en una espina. Mira que escuchar eso de ¡A que te doy una hoja! Ahora todo el mundo sabe mi oculto deseo de dibujar esa cara bonita de Agnes... ¿Y si me sale mal? En fin, ya puestos, un día de estos me quitaré la espina. Después de todo, qué bueno encontrar algún que otro alfiler en la Caja de los hilos.

Rubén dijo...

Me encantaría conocer a esa tal Alicia, seguro que debe ser tan dulce como mi querida abuelita Helena. Un beso.

amparo dijo...

Tengo una sola cosa que decirte ¡guapa! y guapos tus dibujicos.

lapin dijo...

enchanté de este increíble encuentro, para nada quería faltarlo, y alicia lo describe con talento!!!
gracias a todos, y lo repito: tenemos que hacer un libro sobre este piso del "polvoesoro".
Besos.

AnA dijo...

Gracias Alicia, por tan estupenda crónica y a los demás por la buena energia y el buen rollo....;-D

Unknown dijo...

Qué fantástica crónica (y qué fantástico encuentro).
¡Ha valido la pena mudarme de país para conoceros!

Javier de Blas dijo...

Estoy con Lapin. Hay que hacer ese libro-catálogo y Alicia nos tiene que sopar el título. El Museo del Polvoesoro y todos sus fondos tienen que ser conocidos en el Mundo.

Helena dijo...

Alicia está muy emocionada por vuestros comentarios y os da a todas y todos las gracias por los piropos, a veces es un poco cortada -menos cuando se cuela en las fiestas por el morro- y no le va mal un empujoncillo.

Lapin, Javier, estoy pensando en crear la "BECA POLVOESORO PARA DIBUJANTES" que consistiría en un fin de semana en mi casa dibujando las basurillas elegidas por cada cual. Se le proporcionaría al becado cuaderno, cama y desayuno.

arranz dijo...

Me apunto a esa beca. Dibujar ese universo es como viajar en el tiempo. Un placer y una suerte haberte conocido. Buenísima carta y emocionantes dibujos.

Javier de Blas dijo...

No sabes en la que te metes! Ya puedes ir poniendo la maquinita de la vez!
Por cierto que expresión más propia la de tu retrato de José María. La has clavado.