Cuaderno de Viaje: Cantabria (I)

Comienzo una serie de post dedicados al mini-viaje que hicimos a Cantabria el mes pasado. Fueron tres días "intensísimos": andadas, visitas, curiosidades y algún que otro dibujo.

Salimos a las 8:15 de Zaragoza, rumbo a Santander. En varios momentos conduje a solas, ya que mis acompañantes se iban quedando fritos por el camino. Dejábamos atrás el "amarillo reseco", y nos adentrábamos en el "verde húmedo" del norte.

Empezó a llover...comenzamos bien...

Llegamos a eso de las 12 de la mañana. Había mucho trasiego de coches ingleses. El ferry hacia el Reino Unido salía a esas horas. Aparcamos junto al Palacio de Festivales, y empezamos a patear Santander.

Me chocó mucho, los símbolos que veía junto a las matrículas de los coches o serigrafiados en camisetas y sudaderas. El pueblo cántabro utilizó alguno de ellos como estandarte en su lucha contra los romanos. Los dos personajes de al lado, son San Emeterio y San Celedonio, patronos de la ciudad de Santander.

El siguiente dibujo nos muestra el monumento a Pereda. Conocido escritor cántabro que, -sobre una elevada roca- preside una serie de personajes y escenas de sus novelas. En esa misma zona, nos dimos de bruces con un carrusel precioso de dos pisos. ¡Cómo no!, mis hijos se tuvieron que montar. No me dio tiempo a dibujarlo, así que me guardé el ticket.

Llegamos el 29 de agosto, fiesta en honor a San Emeterio y San Celedonio. Con ese pretexto, -entiendo- en los mismos jardines de Pereda, se celebraba la Feria Medieval de Santander; puestos de jabones, de espadas, perfumes y la más rica y variada gastronomía y artesanía del lugar, se dieron cita allí. En el puesto del dibujo, pintaban "tejas".

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Una de las primeras "obras" que me encontré, fue la Iglesia de los Carmelitas. Un edificio de estilo neogótico, con tres naves, crucero, coro y tribunas a modo de triforio. La lástima fue que se encontrase cerrada y que calculará mal el tamaño.

Hasta aquí, la primera mitad de nuestro primer día en Cantabria.

Buena Cortesía