Al dibujar hacemos un recorrido sobre todos los detalles, como un escáner. Aunque no dibujes los detalles, tu ojo los recorre como el que pasea por el bosque. Sorprendiéndose de la factura, de la erosión, de las manchas de color, de las ingeniosas soluciones del artista.
Este recorrido, unido al dibujo, te hará recordar la pieza. Escribe un pequeño texto de la etiqueta que hay junto a la pieza. Conviene contextualizarlas: usos, cultura, época. Si no todas las piezas nos parecerían simplemente una colección, no objetos con un fin espiritual concreto.
Dibujar nos obliga a dedicar tiempo a cada pieza, a intentar comprenderla, a ver las diferencias y parecidos entre ellas, los recursos de cada cultura. No es necesario mucho tiempo, solo aquel que dediquemos al dibujo, que pueden ser escasos minutos.
Si lo haces en un cuaderno, todo quedará ordenado, será fácil volver a ello, es como un fichero y cada hoja como un cajón.
El dibujo nos ayuda a comprender lo que dibujamos, a amarlo.
4 comentarios:
Qué maravillosa lección. Geniales dibujos.
Gracias Clara.
Magnífica publicación Josia.
Gracias, hermano lobo.
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