Acabándose el verano tuve la llamada del mar, algo que nos suele pasar a los que vivimos en valles lejos del litoral. Así que decidí pasar unos días en San Sebastián para visitar el Cantábrico y recordar su olor y sonido durante el duro otoño e invierno de Zaragoza. Estuve en la playa de Gros y me empapé de la genialidad de Chillida, de sus trazos y volúmenes y de sus vientos peinados:
1 comentario:
Esta claro que el País Vasco me llama. Qué bien aprovechado el viaje. Ya estás pillada totalmente por la cuadernitis...qué gusto.
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