Mientras me dibujaba frente al espejo, me vino a la cabeza los consejos que Harry Quebert le dá a su pupilo, Marcus. Del libro "La verdad sobre el Caso Harry Quebert". Válido para los escritores, para los artistas, para los deportistas, para los
emprendedores, para los intrépidos, para los dibujos, para mí.... Espero que os valga también. Cuidaos
Uno.
Harry, ¿cómo se puede confiar en tener siempre la fuerza para escribir libros?
Harry, ¿cómo se puede confiar en tener siempre la fuerza para escribir libros?
- Algunos
la tienen, otros no. Usted la tendrá, Marcus. Estoy seguro de que la tendrá.
- ¿Cómo
puede tenerlo tan claro?
- Porque
está dentro de usted. Es una especie de enfermedad. La enfermedad del escritor,
Marcus, no es la de no poder escribir más: es la de no querer escribir más y
ser incapaz de dejarlo.
-
Dos
Los
escritores que se pasan la noche escribiendo, enfermos de cafeína y fumando
tabaco de liar, son un mito, Marcus. Debe ser disciplinado, exactamente igual
que en los entrenamientos de boxeo. Hay horarios que respetar, ejercicios que
repetir. Conservar el ritmo, ser tenaz y respetar un orden impecable en sus
asuntos: ésos son los tres cancerberos que le protegerán del peor enemigo de
los escritores.
- ¿Quién
es ese enemigo?.
- El
plazo. ¿Sabe lo que implica un plazo?
- No.
- Quiere
decir que su cerebro, en esencia caprichoso, debe producir en un lapso de
tiempo fijado por otro. Exactamente como si fuese un recadero y su jefe le
exigiese estar en tal sitio a tal hora precisa: debe arreglárselas para estar,
y poco importa si hay mucho tráfico o si se le pinche una rueda. No puede
llegar tarde, porque si no, está usted acabado. Pasará lo mismo con los plazos
que le imponga su editor. Su editor es a la vez su mujer y su jefe: sin él no
es nada, pero no podrá evitar odiarlo. Sobre todo, respete los plazos, Marcus.
Pero si puede permitirse el lujo, sálteselos. Es mucho más divertido.
-
Tres
Debe
usted preparar sus textos como quien prepara un combate de boxeo. Los días
precedentes a la velada conviene entrenarse a un setenta por ciento del máximo,
para dejar hervir y crecer dentro de uno mismo esa rabia que debe explotar la
noche del combate. Cuando tenga una idea, en lugar de convertirla
inmediatamente en uno de esos ilegibles cuentos que publica en la revista que
dirige, debe guardarla en lo más profundo de sí mimo y dejarla madurar. Debe
impedir que salga, debe dejarla crecer en el interior hasta que sienta que ha
llegado el momento.
-
Cuatro
Ya ve
usted, Marcus, nuestra sociedad ha sido concebida de tal forma que hay que
elegir continuamente entre razón y pasión. La razón nunca ha servido de nada y
la pasión a menudo es destructiva. Así que me va a costar ayudarle.
-
Cinco
Aprenda
a amar sus derrotas, Marcus, pues son las que le construirán. Son sus derrotas
las que darán sabor a sus victorias.
-
Seis
Quien
arriesga gana, Marcus. Piense en éste lema cada vez que se enfrente a una
elección difícil. Quien arriesga gana.
-
Siete
Ya ve
usted, Marcus, las palabras están bien, pero a veces son vanas y no bastan.
Llega un momento en que ciertas personas no quieren escucharle.
- ¿Qué
se debe hacer entonces?
-
Agarrarlos por el cuello y presionar con el codo en su garganta, con fuerza.
- ¿Para
qué?
- Para
estrangularlos. Cuando las palabras no basten, reparta algunos puñetazos.
-
Ocho
A veces
le vencerá el desaliento, Marcus. Es normal. Le decía que escribir es como
boxear, pero también es como correr. Por eso me paso el día mandándole a la
calle: si tiene la fuerza moral para realizar carreras largas, bajo la lluvia,
con frío, si tiene la fuerza de terminar, de poner en ello toda su fortaleza,
todo su corazón, y llegar hasta el final, entonces será capaz de escribir. No
deje nunca que se lo impida el cansancio ni el miedo. Al contrario, utilícelos
para avanzar.
4 comentarios:
"Soberbio" jeje
Avanzo, pero no llego. Siempre tan instructor. Tus dibujos excelentes, pero del natural mucho mejor. Creo que ya te lo he comentado alguna vez, a mis dibujos les favorece la pantalla, a los tuyos no, el,papel es su sitio, son geniales.
Con tabaco de liar o sin él, las ideas no llegan solas, hay que guisarlas dentro de uno mismo a fuego lento y constante.. Estoy de acuerdo. Me gusta ese retrato a tres vertientes.
Con tabaco de liar o sin él, las ideas no llegan solas, hay que guisarlas dentro de uno mismo a fuego lento y constante.. Estoy de acuerdo. Me gusta ese retrato a tres vertientes.
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