Un domingo te levantas tarde por la mañana, remoloneas zombi por la casa hasta que te preparas un desayuno en condiciones, y cuando te asomas al balcón resulta que te han puesto toda una orquesta debajo, ensayando bandas sonoras de película.
Y cuando descubres que la orquesta está formada por chavales jóvenes engalanados y vestidos de concierto, te dan los remordimientos del pijama, tocas zafarrancho y te bajas corriendo a la calle arrastrando a toda la familia para asistir y apoyar a estos jóvenes músicos.
Qué maravilla escuchar a unos músicos casi niños dominando el pentagrama bajo un sol de justicia, junto a su entusiasta director al que no pude evitar ir a felicitar al finalizar el concierto.
2 comentarios:
¡Qué bonita estampa!, me encantan los dos dibujos, me suena la situación.
Qué suerte tener una hija música, Clara, es una delicia dibujar músicos tocando en directo, qué te voy a contar...
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