El año pasado dejamos Italia para venirnos a Barcelona. En los meses previos a la mudanza tuve la casi compulsivo impulso de dibujar nuestra casa en Casalecchio, cerca de Bolonia. Era como una cierta necesidad de fijarla en mi memoria. Por supuesto hice fotos... pero es que cuando dibujas, miras, congelas, vives y –a veces– ves la escena. Cuando hago fotos tengo la sensación de que no veo todo lo que quisiera porque la cámara está en medio, entre mi ojo y la escena, que es el aparato quien trabaja, limitándose a tomar datos.
Mucho más aquí.
3 comentarios:
Así es, lo dibujado permanece en la memoria y lo fotografiado encerrado en un álbum.
Dibujes lo que dibujes: expresvos y rotundos. Tu registro de tus memorias me parece envidiable: Se ven y se sienten
tan lejos y tan cerca, lo cotidiano se nos escapa a veces..me encantan como siempre..
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