miércoles, 12 de enero de 2011
Siempre hay un motivo que dibujar
Lo hay, igual que siempre hay un motivo para dibujar. Estos trabajos corresponden a apuntes de formas que veía en el suelo de la sala de espera del conservatorio de música y me inspiraron mis postales desde mi el Limbo. Últimamente que voy cabizbaja, las baldosas me sugieren mucho.
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10 comentarios:
Oh, no puedo estar más de acuerdo, a mí esto me pasa siempre con los dibujos que veo en el suelo de mi cuarto de baño... Hay caras, duendes, hadas, caballos y otros seres, siempre que los veo pienso... tengo que dibujarlos.
a ver, a ver Clara dáme ahora mismo el nombre de esa medicación.
Bromas aparte me suele pasar esto a menudo, parace que casi todos tenemos esa via abierta hacia el surrealismo. Un abrazo, nos vemos en Zaragoza.
a ver, a ver Clara dáme ahora mismo el nombre de esa medicación.
Bromas aparte me suele pasar esto a menudo, parace que casi todos tenemos esa via abierta hacia el surrealismo. Un abrazo, nos vemos en Zaragoza.
Qué ideas tienes, parecen egipcios. Yo también lo probaré. Igual te iría si fueras mirando al cielo y a las nubes.
Es cuestión de sugerencias. Me gusta esa especie de fantasma que observa pensando en lechuzas y esa mujer con gorro de cosaco que corre...
lo del limbo es muy bueno, enviar postales es una cosa arcaica que debe perdurar y más si son artesanales.
Respecto a lo del motivo para dibujar,...que te voy a decir, totalmente de acuerdo
Cuando los he visto no pensaba que eran tuyos...ME ENCANTAN, CON MAYÚSCULAS esas masas de color, esos trazos...muy inspiradores.
Ay Ana... que entiendo que los que sí que identificas como míos no te gustan, ... Es broma, oido cuaderno¡
Uauuuuuuuuu que producción más buena!!! te comprendo perfectamente, en mi caso el aseo también es un "gran momento" de inspiración, casi me da verguenza decirlo jajaja.
Sin embargo no he tenido el coraje de pasar mis "fantasmas" al papel, debiera animarme ¿verdad?
Marisol es buena práctica, amplia la imagoteca de uno y te descubres tus propios "fantasmas", al fín y al cabo, lo que uno ve es lo que tiene en la cabeza.
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